Bueno, de este tema la verdad es que estoy bastante empapada, debido a que es el tema de mi exposición en clase.
Los MINA como bien indica el título, son niños y adolescentes menores de 18 años que se encuentran fuera de su país de origen y están separados de ambos padres o de la persona que por ley o costumbre les tuviera a su cargo (ACNUR)
Podríamos pensar que son casos de inmigración como tal, pero no es así, ya que estos niños están en una situación de doble filo: son inmigrantes por lo que deberia amparalos la ley de extranjería, pero son menores, por lo que deberia amparalos la ley del menor.
Teoricamente debe primar la importancia de que es un menor, con lo cual se contempla la situación del menor hasta decidir qué hacer con él, en base a lo que se considera mejor, pero obviamente esto no es tan idílico ni tan así. Cuando un MINA es detectado es, sinceramente, mareado de un forma asombrosa.
Cuando un MINA es detectado por la polícia lo primero que se hace es llevarlo a un Centro de Primera Acogida, aunque normalmente también es llevado al hospital para realizarle la prueba oseométrica (radiografía de la muñeca izquierda) que determinará que efectivamente es un menor (si no lo fuera seria puesto en manos de la policia, lo que acabaria seguramente en la deportación). Una vez se verifica que es un menor, permanece en el Centro mientras se intenta que vuelva a su país con su familia, a no ser que se revele que el jóven no estará allí en buenas manos ni en buenas condiciones, en cuyo caso se deja al joven en tutela del Servicio de Protección de Menores.
Si finalmente se dispone que lo que más beneficiará al menor es quedarse en nuestro país, se le dispone a un Centro de Acogida de larga estancia, e intentando paralelamente el acogimiento familiar (que se hace efectivo en escasas ocasiones porque las familias prefieren a niños pequeños o bebés). En numerosas ocasiones el menor se escapa del centro, ya que su objetivo es ganar dinero y trabajar, y estos procesos se prolongan incluso un año (mucho más de lo que en teoría se debería tardar).
Lo ideal es que al alcanzar la mayoría de edad, se lleve a cabo un programa de integración y emancipacion con estos jóvenes, para que puedan vivir de forma regulada, autónoma e independiente, pero tristemente son muy pocos los centros que realmente llevan a cabo de forma satisfactoria este proceso.
Personalmente creo que esta situación también tiene que ver con que las dos leyes (de extranjería y del menor) que amparan a estos casos, no terminar de coordinarse y entenderse, porque a pesar de que deberia primar el acogimiento del muchacho por el hecho de ser vulnerable al ser menor, en el 90% de los casos lo primero que se hace es intentar que vuelva a su país, lo cual no tiene sentido porque solo provocara que el jóven huya a las calles y acabe en una situación peor.
Otra cosa que quiero reivindicar son los muchos estigmas y estereotipos que se ciernen sobre estos niños y adolescentes como conflictivos, ladrones, etc. No se puede juzgar a las personas sin conocer su contexto, su situación. La mayoría de los MINA que terminan robando probablemente lo hagan para poder comer y para poder ayudar a su familia, y puedo decir que para dar de comer a mis hambrientos padres yo también robaría.
Y ¿qué podemos hacer nosotros, futuros educadores sociales, ante esto? Pues promover la prevención ante la violencia, informar a las personas que traten con los menores inmigrantes, para que participen activamente en su proceso de intervención,educar ente el ocio y tiempo libre, estableciendo así una educación para la salud ante las drogas y el bienestar social, seguir y evaluar el proceso de integración del menor de forma conjunta, es decir, entre los menores y los profesionales y hacer entender que si un niño/a se juega la vida por ir a otro país...no será por gusto.
Dejo el enlace del corto que pusimos en clase, que es magnífico y se titula "El viaje de Said"
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